Desde Neuquén Argentina, imagen de Alejandro Vaccari

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos (que lo perseguían por hacer curaciones en sábado): Yo nada puedo hacer por mí mismo. Según lo que oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».
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Este canto, del profeta Isaías, es, –otra vez más– un himno de acción de gracias: proclama alabanzas a Dios que trae la salvación, que es verdaderamente grande.
A Dios no le dura la cólera, sino que es un Dios que sí persiste en el consuelo y en la salvación.
Por eso su cercanía despierta gozo, confianza, agradecimiento, aleja el temor, atrae la salvación …
Decreto: «Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación«.
Paz y bien, bendiciones.

CÁNTICO DE ISAÍAS (Is 12,1-6)

Te doy, gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.

Él es mí Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!»

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