
Este himno de la carta de san Pedro es una síntesis admirable de la pasión de Cristo. Toma las imágenes que el profeta Isaías aplica a la figura del Siervo doliente (cf. Is 53). Ese Siervo doliente, Redentor del mundo, es Cristo. Subiendo a la cruz y derramando su sangre realiza la maravillosa obra de la redención y liberación humana.
Decreto- Mantra- Jaculatoria: Para que sigamos sus huellas.
Paz y bien, bendiciones.
CÁNTICO DE LA CARTA I DE SAN PEDRO (2,21b-24)
Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.
El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando lo insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.
Cargado con nuestros pecados, subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.