Día Séptimo: Sabiduría y Conocimiento
Invocación inicial
Pedimos protección del lugar y de nuestra persona al ángel de la guarda, a nuestro ángel personal. Oración del Padrenuestro y el Avemaría
Luego puedes decir:
Ven Espíritu Santo ilumina mi mente, da calor a mi corazón para que escuche la voz y entienda los mensajes que los ángeles de Jofiel envían a mi corazón y tenga la fuerza necesaria para ponerlos en práctica. Amén
Lectura:
«Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?» «Sí – les dice Jesús -. ¿No habéis leído nunca que De la boca de los niños y de los que aún maman te preparaste alabanza?».
En otra ocasión Jesús les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Reflexión
en silencio habla con el arcángel Jofiel y sus ángeles. Deja que hable y escuche tu corazón. Puedes hacerlo teniendo presente que Jofiel, –al igual que Uriel y los otros arcángeles– es Luz, como decíamos. Una luz que enciende la Sabiduría.
Los sabios tienen el corazón de niño (que no es lo mismo que el infantilismo). Ser niño quiere decir que sigue siempre aprendiendo, nunca se convierte en un erudito. El erudito se carga de, acumula conocimiento, contenidos; es un proceso diferente: el conocimiento es un elemento fósil, aprender es un proceso vivo. Los pequeños aprenden muy rápido. Si viven en una atmósfera multilinguística aprenden varios idiomas velozmente: el de la madre, del padre, del vecino; sin ningún problema. Pero a una persona adulta una vez asumido un idioma, le resulta arduo aprender otro porque hará referencia a esa que ahora conoce. Dice un dicho popular: “no se puede enseñar a un perro viejo, trucos nuevos”.
No infantilismo, sí «espíritu de niño», que está dispuesto a recibir y aprender de la vida en cada instante, abierto a la Sorpresa de Vivir.
El conocimiento no es sabiduría. Información y sabiduría no son sinónimos. El conocimiento es acumular información que viene de otros. Es creencia, es memoria, es acumulación, es prestado, es recibido de otro; es un peso sin vida.
La sabiduría surge de ti como de una fuente, florece en ti, sale de tu propio ser; está viva. La sabiduría es conocer la verdad por ti mismo. Como decía Ignacio de Loyola: la verdad no se conoce se siente y se gusta.
¿Cómo te adaptas a los nuevos mensajes? El espíritu es siempre nuevo, dispuesto a la renovación. ¿Te cuesta evolucionar en tu pensamiento, te aferras a “lo de siempre”? El sabio escucha, ¿cómo es tu capacidad de escucha? ¿Escuchas a los otros, a la naturaleza, a tu espíritu?
La Sabiduría es Belleza. Atrae el espíritu. Atrae, envuelve, ilumina.
Déjate acompañar por Jofiel y sus ángeles; deja que la Luz de la Sabiduría ilumine cada parte de tu existencia, déjate guiar por la luz que irradia la sabiduría y la belleza de tu espíritu.
Oración al arcángel Jofiel y a sus ángeles:
Arcángel Jofiel, la Luz y la Belleza son parte de la misión que he venido a cumplir a este planeta tierra, acepto el camino que debo recorrer, ilumina mis pasos. Que nunca me falten los medios materiales para ir cumpliendo los distintos objetivos de mi misión; que aprenda discernir los mensajes que me llegan y distinga los auténticos de los falsos.
Arcángel Jofiel que sienta la unión con la naturaleza, con todos los seres con los que convivo en el planeta tierra y, en ellos, descubra la Luz que ilumina la Belleza que hay detrás de todo.
Recibo y acepto la Luz que viene de la mano de Dios a través de tu intercesión. Amén. Amén. Amén
Invocación final:
Agradezco a mi ángel de la guarda su compañía y su protección del lugar, de mi energía durante este diálogo con Jofiel y sus ángeles.
Termino con el Padrenuestro y el Avemaría.
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