Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios.
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Hoy toca plantar en tu corazón Rosa guirnalda. Dice Palau, que «es pequeñita, es verdad, pero encierra en su capullo ciento cincuenta hojas, y explota en ramilletes de veinte y más flores juntas, y se nos presenta este rosal adornado con tal abundancia de ramilletes, que sorprende y roba la vista del que le contempla..
El amor al prójimo, es semejante a decir, amor «al próximo», al más cercano. ¿Cómo es la relación de cariño y de atenciones con los más cercanos a ti? Padres, hijos, hermanos, abuelos, vecinos, compañeros….

Rosal, imagen de Gabriela Castro

Los seres humanos tenemos corto alcance con nuestra vista, miramos poco y no claro…, Dios se ríe desde el Cielo…El envía seres especiales que nos iluminan, nos recuerdan nuestra esencia…
Hoy te voy a contar algo que quizás te parezca raro. Mira a los que tienes a tu alrededor, familia, amigos, compañeros…, ¿sabes ese algo que te quiero contar? No están ahí por casualidad, están por ese Algo… , que necesitas para aprender y para cumplir tu misión. Atiéndelos, compréndelos…, quiérelos como son…
Afirmación: ¡Dichosos los que se refugian en él!
Recuerda que la rosa guirnalda de hoy, de forma simbólica, puede ser el Rosario de las 18 h. o, lo que tu «intuición» ve que puedes hacer por alguna de tus «relaciones».
Léelo o escúchalo:

Salmo 2

¿Por qué se amotinan las naciones,
y los pueblos planean un fracaso?

Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
«rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo».

El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
«yo mismo he establecido a mi Rey
en Sión, mi monte santo».

V
oy a proclamar el decreto del Señor;
El me ha dicho:
«Tú eres mi hijo:
yo te he engendrado hoy.

Pídemelo:
te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza».

Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando;
no sea que se irrite, y vayáis a la ruina,
porque se inflama de pronto su ira.
¡Dichosos los que se refugian en él!

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