Reflexiones para una Cuarentena, en tiempo de Cuaresma
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:
Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.
Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar ‘mi maestro’ por la gente. (…)
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.
Dice Madre Teresa de Calcuta:
La humildad solo se aprende aceptando las humillaciones, a las que nos enfrentamos durante toda la vida. Y la mayor de ellas es saber que uno no es nada. Este conocimiento se adquiere cuando uno se enfrenta a Dios en la oración. Por lo general, una profunda y ferviente mirada a Cristo es la mejor oración: yo le miro y Él me mira. Y en el momento en que te encuentras con Él cara a cara adviertes sin poderlo evitar que no eres nada, que no tienes nada.
Les recomendaba, el otro día, a mis amig@s tres palabras mágicas, a tener en cuenta para seguir evolucionando como seres humanos:
Coherencia- Consonancia- Armonía.
Te invito a leer, desde esta perspectiva, la segunda parte del salmo 49 haciendo clik aquí.
Jaculatoria- Afirmación- Decreto- Mantra: El que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.
Paz y Alegría. Hasta mañana.