Jesús les dijo: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».
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En esta lucha de la esperanza y la desesperación que hemos visto los dos días pasados, el salmista insiste en algo que nos puede pasar desapercibido con frecuencia. No somos eternos, somos temporales y limitados. La comparación con Dios el fundamento de la esperanza es que Jahvé es Eterno. Y no tiene prisa. Llegará el tiempo del consuelo y de la reconstrucción, llegará…, pero cuando sea el momento, sin prisas, sin pausa, justo cuando sea oportuno. Por eso dice: Saber Esperar
Decreto: Tus años duran por todas las generaciones.
o también, Tú, en cambio, eres siempre el mismo.
Salmo 101 C
Él agotó mis fuerzas en el camino,
acortó mis días;
y yo diré: «Dios mío, no me arrebates
en la mitad de mis días.»
Tus años duran por todas las generaciones:
al principio cimentaste la tierra,
y el cielo es la obra de tus manos.
Ellos perecerán, tú permaneces,
se gastarán como la ropa,
serán como un vestido que se muda.
Tú, en cambio, eres siempre el mismo,
tus años no se acabarán.
Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
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