Dice Pablo de Tarso: «Mirad: el que siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que siembra en abundancia, cosechará también en abundancia. Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría.»
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–¿Dónde está Dios?– me preguntas.
–No lo sé –respondo– Solo mira, observa, abre los ojos, contempla cómo «la tierra se sacia de su acción fecunda»
Contempla también quién saca el vino que alegra el corazón del hombre.
Contempla. Hermoso salmo.
Afirmación: «Se llenan de sabia los árboles del Señor (Adonai)
Sexto día de la novena de San Benito abad,
Te recomiendo que escuches el chamamé compuesto y recitado de mi buen amigo, q.e.p.d, Julián Zini, sirve para adentrarse en las entrañas de este salmo.
Salmo 103 B
Desde tu morada riegas los montes,
y la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados,
y forraje para los que sirven al hombre.
Él saca pan de los campos,
y vino que le alegra el corazón;
y aceite que da brillo a su rostro,
y alimento que le da fuerzas.
Se llenan de savia los árboles del Señor,
los cedros del Líbano que él plantó:
allí anidan los pájaros,
en su cima pone casa la cigüeña.
Los riscos son para las cabras,
las peñas son madriguera de erizos.
Hiciste la luna con sus faces,
el sol conoce su ocaso.
Pones las tinieblas y viene la noche
y rondan las fieras de la selva;
los cachorros rugen por la presa,
reclamando a Dios su comida.
Cuando brilla el sol, se retiran,
y se tumban en sus guaridas;
el hombre sale a sus faenas,
a su labranza hasta el atardecer.
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Que bueno y Misericordioso es Nuestro Señor!