El Arco Iris visita y envuelve Riazor, La Coruña, imagen de Encarna López Cadaveira

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá»
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El Dios Creador del salmo anterior, el ciento tres, no es un Dios lejano, sino cercano, que camina con el ser humano. En el de hoy el salmista nos recuerda  que no solo está cercano si no que interviene en la historia: los patriarcas y sobre todo, Abraham, José, Egipto, las plagas… Como es bastante largo lo vamos a meditar en tres partes; en la de hoy nos movemos en la historia de Abraham, en un ambiente de Alegría
Puedes repetir este mantra: «Que se alegren los que buscan al Señor»
Paz y bien. Buen día.

Hoy fiesta de san Esteban, feliz día a todos los que llevan su nombre, haz clic aquí

Salmo 104 A

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.
Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;

de la alianza sellada con Abrahám,
del juramento hecho a Isaac,
confirmado como ley para Jacob,
como alianza eterna para Israel:
«A ti te daré el país cananeo,
como lote de vuestra heredad.»

Cuando eran unos pocos mortales,
contados, y forasteros en el país,
cuando erraban de pueblo en pueblo,
de un reino a otra nación,
a nadie permitió que los molestase,
y por ellos castigó a reyes:
«No toquéis a mis ungidos,
no hagáis mal a mis profetas.»

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