imagen deoao.org, en medio árbol conocido como «plumerillo»

 —Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra —les dijo Jesús—.  ¿No decís vosotros: “Todavía faltan cuatro meses para la cosecha”? Yo os digo: ¡Abrid los ojos y mirad los campos sembrados! Ya la cosecha está madura.
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El recorrido por toda la historia sagrada que nos presenta de forma reducida el salmista tiene un objetivo: el cumplimiento de la Alianza entre Dios y los hombres. Dios cumple siempre su promesa, hace maravillas en la historia en favor de los que le escuchan y están atentos…
El salmista recuerda todas las peripecias del pueblo de Israel hasta llegar a la Tierra Prometida.
Jaculatoria: «Tendió una nube que los cubriese
Me comentaba una persona amiga: –¡Es verdad, así me siento muchas veces, como si una nube me cubriese!
Paz y Alegría, bendiciones.

Salmo 104 C

Entonces Israel entró en Egipto,
Jacob se hospedó en la tierra de Cam.
Dios hizo a su pueblo muy fecundo,
más poderoso que sus enemigos.

A éstos les cambió el corazón
para que odiasen a su pueblo,
y usaran malas artes con sus siervos.
Pero envió a Moisés, su siervo,
y a Aarón, su escogido,
que hicieron contra ellos sus signos,
prodigios en la tierra de Cam.

Envió la oscuridad, y oscureció,
pero ellos resistieron a sus palabras;
convirtió sus aguas en sangre,
y dio muerte a sus peces;
su tierra pululaba de ranas,
hasta en la alcoba del rey.

Ordenó que vinieran tábanos
y mosquitos por todo el territorio;
les dio en vez de lluvia granizo,
llamas de fuego por su tierra;
e hirió higueras y viñas,
tronchó los árboles del país.

Ordenó que viniera la langosta,
saltamontes innumerables,
que roían la hierba de su tierra,
y devoraron los frutos de sus campos.
Hirió de muerte a los primogénitos del país,
primicias de su virilidad.

Sacó a su pueblo cargado de oro y plata,
y entre sus tribus nadie se enfermó;
los Egipcios se alegraban de su marcha,
porque los había sobrecogido el terror.

Tendió una nube que los cubriese,
y un fuego que los alumbrase de noche.
Lo pidieron, y envió codornices,
los sació con pan del cielo;
hendió la peña, y brotaron las aguas,
que corrieron en ríos por el desierto.

Porque se acordaba de la palabra sagrada
que había dado a su siervo Abrahám,
sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo.

Les asignó las tierras de los gentiles,
y poseyeron las haciendas de las naciones:
para que guarden sus decretos,
y cumplan su ley.

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El hombre nuevo del siglo XXI

 

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