Martín Pescador, imagen de Pixabay

EN aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo. Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo.
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El salmista presenta, a lo largo de su relato, hasta cuatro situaciones distintas. Ante cada una de ellas eleva una invocación a Dios. Dios le responde y les  libera. Termina con un cuarto tiempo en el que surge un cántico de acción de gracias. Es un esquema que se da muchas veces en tu vida y en la mía. Ante un acontecimiento oramos; Dios nos libera y luego les damos gracias.
Por eso qué mejor mantra para hoy que ésta: Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia.
O también, Envió su palabra, para curarlos.
Feliz jornada, paz y bien, bendiciones.

Salmo 106 A

Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.

Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
norte y sur, oriente y occidente.

Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida;
pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a ciudad habitada.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes.

Yacían en oscuridad y tinieblas,
cautivos de hierros y miserias;
por haberse rebelado contra los mandamientos,
despreciando el plan del Altísimo.

Él humilló su corazón con trabajos,
sucumbían y nadie los socorría.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Los sacó de las sombrías tinieblas,
arrancó sus cadenas.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Destrozó las puertas de bronce,
quebró los cerrojos de hierro.

Estaban enfermos, por sus maldades,
por sus culpas eran afligidos;
aborrecían todos los manjares,
y ya tocaban las puertas de la muerte.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Envió su palabra, para curarlos,
para salvarlos de la perdición.
Dad gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Ofrecedle sacrificios de alabanza,
y contad con entusiasmo sus acciones.

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