
«Uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?» .Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»»
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Nadie quiere en su entorno, amenazas, traiciones, maledicencias…
Pero puede que la Vida, las pruebas de la existencia nos exijan en alguna ocasión, tener que lidiar en estas duras circunstancias, que son semejantes a las que pasa el propio salmista.
Aprendamos de su enseñanza.
Mantra: Líbrame por tu bondadoso amor.
o también: Trátame conforme a tu Nombre.
Feliz día del Amigo para mis amigos de Argentina, les recomiendo este artículo sobre la amistad de nuestro amigo Horacio, haz clic aquí
o este otro de nuestra amiga María José, haz clic aquí.
Hasta mañana, paz y alegría.
Salmo 108 A
Dios de mi alabanza, no te hagas el sordo,
que bocas malvadas y fraudulentas
se abren contra mí,
y me hablan con lengua mentirosa.
Me cercan con palabras odiosas
y me combaten sin motivo.
En pago de mi amor me denuncian
aunque yo rezaba por ellos;
Me devuelven mal por bien
y odio a cambio de amor.
Nombra contra él un malvado,
que un acusador se ponga a su derecha.
Cuando sea juzgado, salga culpable,
y su apelación se resuelva en condena.
Que sus días sean pocos
y su empleo lo ocupe otro.
Que sus hijos queden huérfanos
y su mujer viuda.
Vagabundeen sus hijos mendigando
y pidan lejos de sus ruinas.
Que un acreedor se apodere de sus bienes
y extraños se adueñen de sus sudores.
¡Jamás le brinde nadie su favor,
ni se apiade de sus huérfanos!
Que su posteridad sea exterminada
y en una generación se borre su apellido.
Recuerde Dios, el Señor, la culpa de su padre
y no borre el pecado de su madre:
estén siempre ante el Señor
y borre de la tierra su memoria.
Porque que no se acordó de actuar con amor,
persiguió al pobre desgraciado
y al atribulado, hasta matarlo;
ya que amó la maldición, ¡recaiga sobre él!,
despreció la bendición, ¡aléjese de él!
Se vistió de maldición cual manto,
que penetre como agua en sus entrañas,
y como aceite en sus huesos;
sea cual vestido que lo cubre,
como un cinturón que lo ciñe siempre.
Así pague el Señor a los que me acusan,
a los que me calumnian.
Tú, en cambio, Señor, Dueño mío,
trátame conforme a tu Nombre,
líbrame por tu bondadoso amor.
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