Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo os he amado. Permaneced en mi amor»
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Dice Francisco Palau: La majorana: Tenemos para este día una yerba que va entre pies. Se planta por los senderos de los jardines, y aunque sea a la vista despreciable, pero su olor es muy fino y fuerte, y si la pisan y la aplastan, es precisamente entonces que da su gran fragancia. No tiene la belleza de la rosa, pero su reina la toma a su lado por camarera para formar con ella coro, corte y ramillete.
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Ante el peligro solemos escapar. Ante los embates del mal, ante los «grandes enemigos» del espíritu te conviene refugiarte, protegerte, dejar pasar la tormenta. No huyas. Encuentra un albergue, un cobijo. Al pasar el peligro, retomas tu camino.
Jaculatoria-Mantra-Decreto: “El Señor (Adonai) es mi refugio“.
Te invito a orar hoy con unas palabras que han sido importantes a lo largo de la historia de muchas personas, que se atribuyen a Ignacio de Loyola y a la que llamé oración Refugio, [haz clik aquí >>]
Paz y bien
Hoy segundo día del Decenario al Espíritu Santo, haz clic clic aquí
Salmo 11
Sálvanos, Señor (Adonai), que se acaban los buenos,
que desaparece la lealtad entre los hombres:
no hacen más que mentir a su prójimo,
hablan con labios embusteros
y con doblez de corazón.
Extirpe el Señor(Adonai) los labios embusteros
y la lengua fanfarrona
de los que dicen: «la lengua es nuestra fuerza,
nuestros labios nos defienden,
¿quién será nuestro amor?»
El Señor (Adonai) responde: «por la opresión del humilde,
por el gemido del pobre,
yo me levantaré,
y pondré a salvo al que lo ansía».
Las palabras del Señor (Adonai) son palabras auténticas,
como plata limpia de ganga,
refinada siete veces.
Tú nos guardarás, Señor(Adonai),
nos librarás para siempre de esa gente:
de los malvados que merodean
para chupar como sanguijuelas sangre humana.
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