En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros
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Palabras refinadas hasta siete veces. No somos conscientes del valor de una palabra, por eso, hablamos, hablamos, hablamos…,pero una palabra antes de salir de nuestra boca tendría que ser, como dice el salmo, limpia, purificada al crisol como la plata, siete veces depurada…
El salmista invoca a la justicia y protección divina en tiempos de corrupción y falsedad. Expresa la desesperación por la falta de sinceridad y lealtad entre las personas, y confía en que Dios, escuchando el clamor de los humildes y los pobres, ofrecerá salvación y justicia. La imagen de las palabras del Señor como plata purificada subraya la pureza y veracidad de Su palabra frente a la vileza y engaño humano.
Puedes repetir este decreto: ¡Tú nos guardarás Señor!
o también ¡Las Palabras del Señor son palabras limpias!
Paz y bien, hasta mañana, bendiciones.
También lo puedes escuchar:
Salmo 11
¡Sálvanos, Señor!, porque escasean los fieles,
han desaparecido
los leales entre los hombres.
No hacen más que mentirse unos a otros,
hablan con labios mentirosos
y doblez de corazón.
Que el Señor elimine los labios mentirosos
y la lengua fanfarrona de los que dicen:
La lengua es nuestra fuerza,
nuestros labios son nuestra arma,
¿quién será nuestro amo?
El Señor responde: Por los sollozos del humilde,
por el lamento del pobre, ahora me levanto
y daré la salvación a quien la ansía.
Las palabras del Señor son palabras limpias,
como plata purificada en el crisol,
siete veces de escoria depurada.
Tú nos guardarás, Señor,
nos librarás siempre de esa gente.
Los malvados del entorno deambularán,
¡colmo de vileza entre los hombres!
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