Imagen de Ruth Dacunda

Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: «Alegraos». Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él.
Y Jesús les dijo: «No temáis; avisad a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán».
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Este Salmo, segunda parte del himno Pascual de los judíos, invita a tres movimientos: ¡No temáis! ¡Alegraos!¡Dad Gracias!
 ¿A qué tienes miedo?¿Eres Alegre? ¿Eres Agradecido?
Casi nada. Ahí te (me) quedan tres pasos que mueven la vida.
Afirmación: «Este es el día en que actúo el Señor sea nuestra Alegría…»
Hasta mañana, Bendiciones

Salmo 117 B

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.

Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

Este es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.

Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

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