
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
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Empezamos con un salmo que es muy, muy largo. Tiene veintidós estrofas.
Grandioso himno a la ley de Dios, expresión de su voluntad.
El número de las estrofas corresponde a las letras del alfabeto hebreo e indica plenitud; cada una de ellas se compone de ocho versículos; en realidad 7+1; siete es un número simbólico de perfección al que se añade uno, para llegar a la Eternidad, ese es sentido del 7+1).
Cada una de las estrofas comienza con una de las letras del alfabeto por lo que hoy empezamos con la primera letra y la primera estrofa Alfa (A).
Desde la primera estrofa queda claro quiénes son felices y se citan tres palabras constantemente: dichosos- ley- corazón.
Son Felices, los que cumplen la Ley desde el Corazón y que se puede resumir en esta Jaculatoria:
Dichosos los que guardan tus preceptos y lo buscan de todo corazón.
Hasta mañana, paz y alegría.
Salmo 118 A
(A) Alef
Dichosos los de conducta intachable,
que siguen la voluntad del Señor.
Dichosos los que guardan sus preceptos,
y lo buscan de todo corazón;
Los que, sin cometer iniquidad,
andan por sus caminos.
Tú mandaste que tus decretos
se observen exactamente.
Ojalá estén firmes mis caminos
para cumplir tus órdenes.
Entonces no quedaré defraudado
al fijarme en tus mandatos.
Te daré gracias con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero cumplir tus órdenes
¡No me abandones,
oh Dios grande e inmortal!
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