Jesús dijo a sus discípulos: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
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Seguimos con otros ocho versos más (7+1) de este largo y hermoso salmo.
Un ex-compañero de curso se acercó y me dijo: –Tengo que hablar contigo, tengo que contarte mis andanzas en los últimos años …
Tú, ¿a quién le cuentas tus andanzas? Necesitamos alguien de confianza y sabiduría que nos oriente en los momentos de confusión.
¿Has probado alguna vez de poner tus andanzas delante de tu corazón y hablarlas con Dios personalmente? Lo cual no es contrario a a tener un amigo-a de verdad a quien le podemos contar «todo lo nuestro»:
Decreto: «Te conté mis andanzas y me respondiste«.
Bendiciones, hasta mañana.
Salmo 118 (IV)
D
Estoy abatido en el polvo:
reanímame según tu palabra.
Te conté mis andanzas y me respondiste:
Indícame el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas.
Mi cuerpo se encorva por la tristeza,
sostenme con tu palabra.
Aléjame del camino de la mentira
y dame la gracia de tu voluntad.
He escogido el camino de la lealtad,
he elegido tus mandamientos.
Me adhiero a tus preceptos, Señor,
no me defraudes.
Por el camino de tus mandatos correré
cuando me ensanches el corazón.
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