En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
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Recuerda que seguimos con el salmo de las 7 estrofas más uno ((7+1 haz clic aquí)
No todos remamos en el mismo sentido. Pero el viento en contra, en ocasiones, se convierte en favorable, porque nos hace más fuertes, nos ayuda a adquirir destrezas… Ten en cuenta que lo soberbios, –como recuerda el salmo–, «no pueden ver» a los humildes y sinceros de corazón.
No les temas, no desfallezcas, no te alejes de Dios, di con el salmista esta jaculatoria: Por tu amor dame vida.
Feliz día, hasta mañana, bendiciones
Salmo 118 H (57-64)
K
Mi vida desfallece por tu salvación,
espero en tu palabra.
Mis ojos languidecen por tu promesa:
¿cuándo me consolarás?
Aunque era como un odre ahumado,
no olvidaba tus leyes.
¿Cuántos serán aún los años de tu siervo?
¿Cuándo juzgarás a mis perseguidores?
Me han cavado una fosa los soberbios,
que no están de acuerdo con tu ley.
Todos tus mandatos son verdaderos;
sin causa me persiguen, socórreme.
Casi me eliminaron de la tierra,
pero no abandoné tus decretos.
Por tu amor dame vida
y guardaré la instrucción de tu boca.
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