
En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.
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Y llegamos al final del salmo. Esta son las últimas 7+ 1 estrofas.
Por muchos vericuetos se ha metido el salmista.
Al final -como al principio- todo depende de Dios y de la disposición del ser humano a recibir lo que Dios ha dispuesto.
Decreto: «Que tu mano me auxilie«
o también,
«Tu voluntad es mi delicia«
Paz y bien. Bendiciones.
Salmo 118 T
Llegue mi clamor a tu presencia, Señor,
instrúyeme con tu palabra.
Llegue mi súplica a tu presencia:
líbrame según tu promesa.
Brote de mis labios la alabanza,
pues me enseñaste tus normas.
Proclame mi lengua tu promesa
pues todos tus mandatos son justos.
Que tu mano me auxilie,
pues he elegido tus decretos.
Anhelo tu salvación, Señor,
tu voluntad es mi delicia.
Que yo viva para alabarte;
que tu mandamiento me auxilie.
Si me extravié como oveja descarriada,
busca a tu siervo.
¡No. No olvido tus mandatos!
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Que tu mano me auxilie,
pues he elegido tus decretos.
Que así sea…