Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron. Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis».
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Una pregunta muy humana y que repetimos con frecuencia, ¿hasta cuándo?¿Hasta cuándo?
El mismo salmista propone un camino que te ayudará a entender, el “¿hasta cuándo?”, hasta que tus ojos tengan luz.
Cuando la luz guía tus pasos ya nadie podrá engañarte ni podrá hacerte perder, –como dice el salmo–, la alegría. Nada ni nadie se antepone a tus pasos.
Puedes repetir este decreto: «Señor, da luz a mis ojos«.
Buen día, hasta mañana, bendiciones.
Escúchalo:
Salmo 12
¿Hasta cuándo, Señor- Adonai, me olvidarás?,
¿eternamente?
¿Hasta cuándo me ocultarás tu rostro?
¿Hasta cuándo estaré angustiado,
con el corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo?
Mírame, respóndeme, Señor- Adonai, Dios mío,
da luz a mis ojos, o me dormiré en la muerte.
Que no diga mi enemigo: lo he vencido,
ni mi adversario se alegre de mi fracaso.
Pero yo confío en tu benevolencia,
mi corazón se alegra por tu ayuda;
cantaré al Señor-Adonai por el bien que me ha hecho.
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