Soy Angelito. Vivo en una pequeña granja en San Nicolás de los Arroyos Ar, imagen de Silvia Meiriño

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
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Desea la paz, para ti, para tu familia, para tu pueblo, para tu país, para el mundo…, siembra la paz.
Lo que siembras, cosechas, es así  de sencillo y fácil.
El salmo es un hermoso canto a Jerusalén, como ciudad de paz. Un Canto procesional y esperanzador.
Jaculatoria: Te deseo todo bien.
¿Conoces los deseos más profundos de tu corazón? ¿Cómo son?
Paz y bien, buen día de siembra.
Escúchalo:

Hoy fiesta de Josefina Bakhita, de esclava a santa, una mujer fuera de lo común, haz clic aquí.

Salmo 121

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

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