Otro de los salmos que más se utilizan en la Liturgia eclesiástica para despedir a las personas que dejan el planeta tierra. Es hermoso lo que dice y cómo lo dice, aunque siempre sea duro, como lo es siempre con los «enemigos«, todo lo que destruye la paz y la felicidad.
Los ojos que ven, que miran, hacia dónde…, «los ojos son el espejo del alma«. Los ojos nunca engañan, reflejan lo que hay dentro.
Afirmación: «A ti levanto mis ojos«.
Hasta mañana, paz y bien.
Salmo 122
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
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