Dice el Quohelet, del Antiguo Testamento: “Hay bajo el sol un momento para todo, y un tiempo para hacer cada cosa: Tiempo para nacer, y tiempo para morir; tiempo para plantar, y tiempo para arrancar lo plantado; tiempo para llorar y tiempo para reír; tiempo para gemir y tiempo para bailar;..
No te agobies, si estás en tiempo de plantar, ya cosecharás; siembra con amor tu semilla.
Si estás en tiempo de cosechar, cosecha, con alegría; ya llegará de nuevo el tiempo de la siembra.
Verás cómo terminarás cantando como el salmista, el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.
Te propongo que repitas este mantra-jaculatoria durante la jornada: ¡Señor, que mi lengua se llene de cantares!
Paz y Bien, bendiciones.
Salmo 125
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
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