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Acacia de Constantinopla o mimosa de seda, imagen de archivo, deoao.org

En aquel tiempo, Jesús dijo a uno a de los principales fariseos que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte».
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Si llevas cuenta de los delitos, ¿quién podrá resistir?
Primero: No lleves cuenta del mal, de las cosas negativas, de las ofensas, de las maldades, de los agravios, de los insultos…, que hayas podido sufrir…, porque, si Dios lo hiciese, pobre de cada uno de nosotros –de ti y de mí;
Segundo, porque, si cargamos con cosas negativas, el peso que queda en alma es demasiado grande, para caminar con garbo y alegría en este mundo.
Jaculatoria: De ti procede el perdón
Paz y bien, feliz jornada aligera tu caminar, peregrino.

Escúchalo:

Salmo 129

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuentas de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

Aguarda Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

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2 thoughts on “Salmo 129, de ti procede el perdón, quince de noviembre

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