
Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?».
+++
Una de las misiones del rey David era hacer una mansión, una casa a Yhavé- Dios. Si uno mira alrededor verá que muchas personas «viven» para lo mismo, para hacerse una mansión, tener una gran casa…(Es algo humano y digno tener su propia casa). Pero David no buscaba un palacio para sí (como hacían los reyes paganos), sino un templo para Dios.
La verdadera mansión de Dios es el corazón del ser humano.
El salmo revela: ‘No descansaré hasta darle morada’ (v.5). ¡No era un capricho! Era entender que Dios merece lo mejor… y que nosotros somos su hogar (1 Cor 3,16).
Afirmación: «Levántate, Señor, ven a tu mansión«.
Cuando oramos ‘Levántate, Señor, ven a tu mansión’, no llamamos a un Dios lejano. Invitamos al que ya vive en nosotros
Hoy, al trabajar, recuerda: tu verdadera obra maestra no es tu casa, sino tu corazón convertido en santuario donde Dios reina. ¡Feliz y bendecido día!»
Escúchalo:
Salmo 131 A
Señor-Adonai, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:
«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.»
Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.
Levántate, Señor-Adonai, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles te aclamen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.
***
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete
También te puede interesar, la semilla del amor y cómo hacer todo,