Una casa típica desde Japón, imagen de Beatriz Pérez P.

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa.”
+++
En busca de la mansión para Dios. Esa era una de las misiones del rey David.
Pero, la verdadera mansión es el corazón del ser humano. Dios habita en ti o, quizás sea mejor, tú habitas en Él.
Decreto: «Levántate, Señor, ven a tu mansión«.
¡Feliz día! ¡Paz y Alegría!

Salmo 131 A

Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:

«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob».

Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.

Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.

***

¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete

Quizás te interese también,

La razón del olvido

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *