una mansión humana.

Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe».
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El ser humano necesita un lugar con el que encontrarse con Dios, ese lugar es el corazón. El templo de Jerusalén, La Meca, las catedrales…, son medios, en el único lugar donde se encuentra a Dios es en el corazón, en lo más íntimo de ti, entra ahí y lo conocerás.
Puedes repetir esta jaculatoria: “Levántate Señor, ven a tu mansión, ven a mi corazón”.
Feliz jornada, paz y bien.

Escúchalo:

Salmo 131 A

Señor-Adonai, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:

«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob».

Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.

Levántate, Señor-Adonai, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.

***

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