En aquél tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Tened cuidado y estad prevenidos, porque no sabéis cuándo llegará el momento«.
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Una de las misiones del rey David era hacer una mansión, una casa a Yhavé- Dios.
Si uno mira alrededor verá que muchas personas «viven» para lo mismo, para hacerse una mansión, tener una gran casa…(Es algo humano y digno tener su propia casa)
La verdadera mansión de Dios es el corazón del ser humano.
Dios habita en ti o, quizás sea mejor, tú habitas en Él.
Afirmación: «Levántate, Señor, ven a tu mansión«.
¡Feliz día del trabajo!
Salmo 131 A
Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:
«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.»
Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.
Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles te aclamen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.
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