Río Paraná rojo atardecer, imagen de Carlos Vitileschi

Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
+++
El salmista mira la historia, mira la realidad desde el lado más profundo y entonces, porque reconoce la actuación de Dios detrás de cada acontecimiento, solo le surge un canto,  ¡la alabanza!
Bucea en tu vida, mira, huele, toca, escucha…, analiza las cosas buenas y maravillosas que hay en ella, si descubres esa realidad tu corazón cantará, cada día, con alegría alabando el nombre de Dios.
Puedes repetir esta jaculatoria-mantra: Alabad al Señor porque es bueno.
Hasta mañana, feliz jornada. Bendiciones.
Por si quieres unirte a los que recuerdan a la Madre de Jesús durante este mes de alguna forma.
Haz clic aquí.

Salmo 134 A

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa el Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
–en medio de ti, Egipto–
contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

***

¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete

Quizás te interese también,

Testimonio de la oración de una mujer del siglo XXI

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *