En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».
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Lo hemos visto con frecuencia en la recitación de algunos salmos. El encuentro con la naturaleza, con el cosmos, con la creación es un encuentro –de forma consciente o inconsciente- con el autor de la Creación, con Dios.
Lo cual quiere decir que hay un mensaje divino, grabado en la creación y que es signo de la misericordia de Dios, del cariño amoroso del Padre por sus creaturas a las que da el ser y la vida, el agua y el alimento, la luz y el tiempo.
Visto de esta forma la única palabra adecuada ha de ser dicha en mayúscula y con el corazón pleno: ¡GRACIAS!
Jaculatoria: Dad Gracias porque es Eterna su Misericordia
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Bendiciones, hasta mañana.
Salmo 135 A
Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
Él afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
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