Jesús tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
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Si reconociéramos con el corazón todos los dones que recibimos no nos llegarían los días ni las horas para, ¡dar gracias!
¿Has dado gracias a alguien porque te ha escuchado atentamente, porque te ha comprendido y atendido con amor, porque te dio valor ….?
¿Has dado gracias a Dios de todo corazón porque ha escuchado tu oración?
Puedes repetir de nuevo esta fantástica jaculatoria-mantra: «Te doy gracias de todo corazón«.
o también: No abandones las obras de tus manos.
Y esto lo podemos hacer, –¡increíble! según el salmo–, delante de los ángeles.
Paz y Alegría. Hasta mañana

Salmo 137

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre:

por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.

Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

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