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Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?». Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos.
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Seguimos con la segunda parte del salmo de ayer. Reconocemos que hay alguien que nos conoce tan bien, que incluso puede penetrar hasta las entrañas, hasta los sentimientos más profundos, hasta el corazón. Y ese Alguien, es Testigo de cómo se escribe todo, -lo que dices, lo que haces, lo que piensas…- punto por punto en el Libro de la Vida..
Decreto: «Tus ojos veían mis acciones, se escribían todas en tu libro«.
Hasta mañana, paz y bien

Salmo 138 B

Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

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