En distintas ocasiones los salmos indican una serie de condiciones para entrar en el templo. El lugar sagrado al que había que entrar preparados para ser dignos de estar en la presencia de Dios.
Cada uno puede analizar las distintas actitudes que propone este maravilloso canto.
Te recuerdo una para que la tengas en cuenta, porque con ella no podrás entrar en el Templo del Espíritu y estar en la presencia de Dios, a la que este salmo da importancia y mucha: No difames a nadie, no hables mal de nadie…, todo lo que salga de negativo por tu boca deja mal olor en tu corazón, en tu mente, en tu ambiente.
Si hablas procura dejar buen olor, con una palabra de aliento, una semilla positiva, una sonrisa amable
¡Ah, me olvidaba!, si ayer decíamos que Dios observa, hoy, recuerda que también escucha. Paz y bien. Bendiciones.
SALMO 14
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.