En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
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En las fachadas de los templos de Egipto y de Babilonia se grababan las condiciones necesarias para poder entrar en el recinto Sagrado. Aquí el salmista enumera once, que pueden servirte para hacer un examen de conciencia, –o como dicen ahora–un autoanálisis.
Ninguna hace referencia a aspectos externos, todas a aspectos morales e internos. “El que tiene intenciones leales“….., y te digo una cosa, –al oído en confidencia–: el que limpia su corazón, limpia su mente, camina ligero, suave, contento.
Puedes repetir este decreto: “El que tiene intenciones leales”
Feliz día. Hasta mañana.
Bendiciones
Salmo 14
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
El que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
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