En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros»
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Como tú y yo somos peregrinos (caminando por el planeta tierra, de paso), ¿no te consuela leer del salmo que el Señor guarda a los peregrinos?.
La confianza nace de sentirse acompañados en el camino por el planeta tierra. ¿No sientes que caminan contigo, te alientan, te animan…, te guardan en todos tus caminos?
¿Te sientes peregrino? ¿Te sientes protegido en tus Caminos?
Puedes repetir este mantra: «El Señor guarda a los peregrinos«.
Paz y bien, hasta mañana.
Salmo 145
[¡Aleluya!]
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
[¡Aleluya!]