Una visita inesperada, de un buen amigo, un colibrí, imagen de Ruth Dacunda

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños.
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«Una corona de oro fino».
El Rey Gobierna, Ordena, Dirige, Consuela, Defiende, …, tiene «un deseo en su corazón»
¿Eres Rey de tu vida? ¿o hay alguien en tu vida que te ordena, te tiene atado? ¿Atado a alguna adicción, a alguna comida, a alguna afición que no te deja vivir libre…?
¿Cuál es el deseo de tu corazón?
Jaculatoria: «Le concedes bendiciones incesantes«.
Paz y Alegría
Todos deseamos, en el corazón, ser Libres, ser Reyes.

Salmo 20

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

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