Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo: «Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste«.
En esta segunda parte del salmista responde a la cuestión más enigmática del ser humano y que se había presentado en el día de ayer: el encuentro con la muerte.
Dios interviene y recompone la situación porque escuchó la voz del humilde. Ante este triunfo sobre la muerte todos se postran ante el Rey y Señor. Es el paso de la muerte a la Vida que se concretará en la Pasión de Jesús y su Resurrección.
La muerte existe cada momento, mueres cada instante. La resurrección igual, resucitas cada instante…. por qué por tanto … no haces caso a lo que te dice esta Afirmación- Jaculatoria- Mantra- Decreto: “No perdáis nunca el ánimo”.
Feliz jornada de muerte y resurrección. Paz y bien.
Escúchalo o léelo, elige:
Salmo 21 B
Contaré tu fama a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
Fieles del Señor, alábenlo,
descendientes de Jacob, glorifíquenlo,
témanlo, descendientes de Israel,
porque no ha desdeñado ni despreciado
la desgracia del desgraciado,
no le ha escondido su rostro;
cuando pidió auxilio, lo escuchó.
Te alabaré sin cesar en la gran asamblea:
cumpliré mis votos ante los fieles.
Comerán los pobres hasta saciarse
y alabarán al Señor los que lo buscan:
¡No pierdan nunca el ánimo!