La Rioja Argentina, imagen de Alejandro Vaccari

Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.» Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
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Día de todos los Santos. Dejamos el recorrido normal para ir a este precioso salmo. Hoy recordamos a todos los seres que nos precedieron y pasaron por el planeta tierra como personas de bien.
Ahora analicemos las palabras poderosas del salmo:
Manos inocentes: ¿Qué haces cada día, cómo son tus acciones, qué “traes entre manos”, qué hechos concretos has realizado? La vida del ser humano en la tierra tiene un sentido profundo, más allá que comer, trabajar, dormir. Para eso el ser humano ha de analizar sus acciones.
Puro corazón: hace referencia a la intención. Algunos de tus acciones han salido bien, otras no tanto, pero, ¿con qué intención las llevaste a cabo?. ¿Qué te proponías? Abre tu corazón y analiza el objetivo real y sincero de cada una tus obras.
Manos inocentes, puro corazón es el camino que conduce al Templo, a los Sagrado, a la Presencia de Dios y a su bendición. Recibe esa bendición para ti, para tu familia, para tu trabajo, en el día de Todos los Santos
Jaculatoria: ¿Quién puede entrar en tu templo?: el hombre de manos inocentes y puro corazón.
Paz y bien.

Manos inocentes y puro corazón era lo que tenían las personas que recordamos hoy en la fiesta de todos los Santos. Haz clic aquí.

Salmo 23

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe, y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes, y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
-El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

–¿Quién es ese Rey de la gloria?
-El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

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