Peregrino caminando en el Alto do Cebreiro, imagen de Fray Paco Castro

Y Jesús añadió: «El que tenga oídos para oír, que oiga»
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Salmo está escrito para estudiantes del judaísmo, por eso, en algunas ediciones cada línea lleva una letra del alfabeto judío.
Tienes muchos aspectos hermosos, brillantes. Pon la atención, –si te parece oportuno– en este aspecto: estás en Camino. Eres un peregrino-a; eres un transeúnte que pasa por el planeta tierra.
¿En qué camino andas?
¿Estás paralizado o en movimiento?
¿Caminas amargado o con entusiasmo?
Pues eso, amigo-a, a caminar. ¡Buen Camino!
Decreto: Mis ojos están fijos en el Señor-Adonai.
O también: Indícame, Señor-Adonai, tus caminos, enséñame tus sendas.
Este bien podría ser el Salmo de los peregrinos del Camino de Santiago,
Escúchalo:

Salmo 24

A ti, Señor Dios mío, elevo mi alma:
en ti confío, no quede defraudado,
ni se rían de mí mis enemigos.

Los que esperan en ti no queden defraudados;
queden defraudados
los que traicionan por nada.

Señor, indícame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas,
no recuerdes mis pecados juveniles,
y mis culpas;
acuérdate de mí según tu
amor por tu bondad, Señor.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.

Las sendas del Señor son amor y fidelidad
para los que guardan
los preceptos de su alianza.
Por tu Nombre, Señor,
perdona mi gran iniquidad.

¿Hay alguien que respete al Señor?
Él le indicará el camino que ha de elegir:
La felicidad será su morada
y su descendencia poseerá la tierra.

El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza.
Mis ojos están fijos en el Señor,
que él sacará mis pies de la red.

Vuélvete a mí y ten piedad,
que estoy solo y afligido.
Alivia las angustias de mi corazón
y sácame de mis congojas.

Mira mi aflicción y mi fatiga
y perdona todos mis pecados;
mira cuántos son mis enemigos
cuán violento el odio que me tienen.

Protege mi vida y líbrame,
no me avergüence
de haberme acogido a ti.

La rectitud y la honradez me custodiarán
porque espero en ti.
¡Salva, oh Dios, a Israel
de todos sus angustias!

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