
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
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Es un lindo salmo, el de hoy, para empezar el día, para llevarlo en el corazón y repetirlo cuando flaqueen tus fuerzas…
Fíjate en tres palabras: “tienda”, “morada”…, representan el corazón, el centro del templo, del lugar sagrado, y, por último, “roca”.
El salmista tiene bien claro que nada ni nadie le hace temblar cuando entra en la intimidad con Dios, cuando entra en lo más profundo del templo Sagrado, en el que siente la presencia y cercanía de Dios.
Entra en el templo sagrado de tu corazón y di, “el Señor es mi luz y mi salvación”…, “el Señor es la defensa de mi vida”.
¿No sientes ya que tu corazón se llena de paz y confianza?
Buena jornada, bendiciones.
Escúchalo:
Salmo 26 A
El Señor-Adonai es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor-Adonai,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor- Adonai
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor-Adonai
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;
Y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor-Adonai.