Jesús dijo: «Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno.»
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Dios, acampa entre nosotros, tiene su predilección por los atribulados y cuida de ellos, incluso “de todos sus huesos”. La maldad, en cambio, acaba con los malvados.
Esta enseñanza nace de la experiencia de cómo Dios cuida de los suyos, de los débiles. Los ojos y los oídos de Dios están atentos.
Mantra: Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos a sus clamores.
Paz y bien, hasta mañana.
Léelo o escúchalo:
Salmo 33 B
M ¿Hay alguien que ame la vida,
y desee días disfrutando de bienes?
N –Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la mentira;
S apártate del mal, obra bien,
busca la paz y sigue tras ella.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos a sus clamores.
P El Señor se encara con los malhechores,
para borrar de la tierra su recuerdo.
S Si claman, el Señor los escucha
y los libra de todas las angustias.
Q El Señor está cerca de los que sufren
y salva a los que desfallecen.
R Por muchos males que sufra el justo,
de todos lo libra el Señor;
S él cuida de todos sus huesos,
ni uno solo se quebrará.
T La maldad da muerte al malvado;
los que odian al justo lo pagarán.
El Señor rescata la vida de sus siervos
los que se refugian en él no serán castigados.
NB: Si llegaste hasta aquí, te hago una pregunta para analizar «tu capacidad de ver», ¿te diste cuenta de lo que se ve en la foto del principio de la reflexión de este salmo?
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