Costanera de Corrientes, imagen de Wanda Schmocker

Jesús les replicó: -«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Y se quedaron admirados.
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Por una parte podemos destacar en este salmo: Es de sabios saber cuándo guardar silencio, cuándo soltar la lengua y cómo…, es de una sabiduría angelical.
Por otra, y que bien nos viene para estos momentos, se pregunta ¿por qué la enfermedad, por qué la muerte? ¿Por qué el ser humano no es más que un soplo?
Buen ambiente el del salmo para reflexionar el valor de lo que tenemos y lo que somos.
Jaculatoria: El hombre no dura más que un soplo.
Léelo o escúchalo:

Salmo 38 A

Yo me dije: vigilaré mi proceder,
para que no se me vaya la lengua;
pondré una mordaza a mi boca
mientras el impío esté presente.

Guardé silencio resignado,
no hablé con ligereza;
pero mi herida empeoró,
y el corazón me ardía por dentro;
pensándolo me requemaba,
hasta que solté la lengua.

Señor, dame a conocer mi fin
y cuál es la medida de mis años,
para que comprenda lo caduco que soy.

Me concediste un palmo de vida,
mis días son nada ante ti;
el hombre no dura más que un soplo,
el hombre pasa como pura sombra,
por un soplo se afana,
atesora sin saber para quién.

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