Fuente de los Caballos en la Plaza de España en Vigo, imagen enviada por Jon Knorr

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.» Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.»
+++
En la búsqueda de la felicidad, si es que así se le puede llamar, el salmista reconoce que el ser humano solo encuentra la dicha  cuando confía en Adonai (el Señor) y no se «extravía con engaños».
Conectado con la voluntad de Dios está capacitado para ver «cuántas maravillas has hecho».
Decreto: «Aquí estoy para hacer tu voluntad«.
Hasta mañana, paz y bien.
Escúchalo y léelo:

Salmo 39 A

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito:

me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos;

me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor- Adonai.

Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor- Adonai,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.

Cuántas maravillas has hecho,
Señor- Adonai, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy
-como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad».

Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.

***

¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete

También te puede interesar, la fábula del mono y el pez

Fábula del mono y el pez

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *