Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
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Destaco de este salmo incluida la parte que meditamos ayer:
1. «Oído atento». ¿Escuchas? ¿Escuchas con atención? Pregúntale a tu jefe, a tu pareja, a tus amig@s….
2. “Aquí estoy”. Presente. ¿Te escondes en las dificultades? ¿Estás presente cuando hay que arrimar el hombro? ¿De forma discreta, atenta…? Pregúntale a tu jefe, a tu pareja, a tus amig@s, si de verdad, se puede contar contigo…, si, realmente “estás”.
Concluye el salmo de hoy: He contado tu fidelidad y salvación; tu misericordia y tu lealtad
Adelante cuenta cuando sea preciso, tu experiencia con Dios, tu vivencias positivas, da ánimo y aliento.
Hasta mañana. Bendiciones
Salmo 39 B
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.
Tú, Señor, no me cierres tus entrañas,
que tu misericordia y tu lealtad
me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin cuento.
Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los pelos de mi cabeza,
y me falta el valor.
Señor, dígnate librarme;
Señor, date prisa en socorrerme.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación.
Yo soy pobre y desgraciado,
pero el Señor cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes.
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