Atardece en Piriápolis, Maldonado Uruguay. Imagen de Laura Lissa Borello

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
+++
El ser humano se siente desvalido, necesitado. Como ser finito se siente superado por muchas realidades.
El salmista, a pesar de haber manifestado en la primera parte (el salmo que leímos ayer) su confianza en Adonai (el Señor), a veces, se desalienta porque ciertas circunstancias le superan, e insiste en que necesita de Dios para salir adelante.
Jaculatoria: Adonai (el Señor)  cuida de mí.
O tambiÉn: Dios mío no tardes
Paz y Alegría.

Salmo 39 B

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.

Tú, Señor, no me cierres tus entrañas,
que tu misericordia y tu lealtad
me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin cuento.

Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los pelos de mi cabeza,
y me falta el valor.

Señor, dígnate librarme;
Señor, date prisa en socorrerme.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación.

Yo soy pobre y desgraciado,
pero el Señor  cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes.

***

¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete

Quizás te interese también,

Muralla de Fuego. Valença do Minho Portugal

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *