EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
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El ser humano se siente desvalido, necesitado. Como ser finito y material se siente superado por muchas realidades.
El salmista, a pesar de haber manifestado en la primera parte (el salmo que leímos ayer) su confianza en Adonai (el Señor), a veces se desalienta, ante ciertas circunstancias que le superan, e insiste en que necesita de Dios para salir adelante.
Afirmación: Adonai (el Señor) cuida de mí.
o también: Dios mío, no tardes.
Léelo o escúchalo:
Paz y Alegría.
Salmo 39 B
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.
Tú, Señor-Adonai, no me cierres tus entrañas,
que tu misericordia y tu lealtad
me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin cuento.
Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los pelos de mi cabeza,
y me falta el valor.
Señor-Adonai, dígnate librarme;
Señor-Adonai, date prisa en socorrerme.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor-Adonai»
los que desean tu salvación.
Yo soy pobre y desgraciado,
pero el Señor- Adonai cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes.
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Señor…
Siempre necesitamos de Vos..
Eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes