San Agustín comentaba: “Una flor sobre la tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios”.
Los de ayer (día 1 de noviembre día de Todos los Santos) están en la Paz y en la Alegría de esa Nueva Vida, después de su paso por el Planeta Tierra (todos los santos)
Los de hoy (Fieles Difuntos, Almas del Purgatorio…) están todavía atados de alguna forma acá, no pueden descansar totalmente en la Paz y en la Alegría. ¡Déjalos ir! Agradece, Vive el hoy con Pasión, Amor y Alegría. ¿Siempre con Agradecimiento!
Oración para repetir durante el día de forma constante:
Dios Padre y Madre recibe a (nombres de las personas por las que oras ….) que están acompañados de los siete arcángeles y de sus ángeles de la guarda .
Puedes terminar con esta expresión común en la tradición:
Dales, Señor, el descanso eterno. Y brille para ellos la luz eterna.
Que las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en Paz. Amén.
Léelo o escúchalo:
Salmo 41
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».
Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
Diré a Dios: «Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?»
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».
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Te sugiero que hoy empieces una Novena por algún Alma, por varias o por todos los Fieles Difuntos,