Jesús les dijo: Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y les causarán la muerte. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo.
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El ser humano es complejo y la mente no le ayuda a la hora de entender lo más profundo de su esencia. No hay que ser masoquista, por supuesto, pero el dolor, la incomprensión, el abandono…, tocan a tu puerta y no son «extraordinarios», son pasajeros de la vida que, o aprendes a convivir con ellos (aunque los intentes ahuyentar cuanto antes, ¡obvio!) o te pueden destruir.
Con este salmo nos unimos a los millones de personas que sufren, que pasan por la desesperación, por la angustia…, con el salmista sabemos en lo más profundo de nuestro ser que Dios se levantará y su misericordia será la última palabra (el salmo continua mañana)
Puedes repetir este mantra: «Adonai ten misericordia: que aprenda por comprensión, no por dolor«.
Hasta mañana, paz y bien.
Ya se acerca, ¿preparando la Noche de San Juan? mira algunas costumbres click aquí.
Léelo- Escúchalo:
Salmo 43 B
Ahora, en cambio, nos rechazas y nos avergüenzas,
y ya no sales, Señor, con nuestras tropas:
nos haces retroceder ante el enemigo,
y nuestro adversario nos saquea.
Nos entregas como ovejas a la matanza
y nos has dispersado por las naciones;
vendes a tu pueblo por nada,
no lo tasas muy alto.
Nos haces el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla de los que nos rodean;
nos has hecho el refrán de los gentiles,
nos hacen muecas las naciones.
Tengo siempre delante mi deshonra,
y la vergüenza me cubre la cara
al oír insultos e injurias,
al ver a mi rival y a mi enemigo.
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