La boda real es uno de los temas simbólicos a los que recurren los místicos para explicar lo «inexplicable» del encuentro espiritual.
Es un ambiente de alegría, de fidelidad, de perfumes… y, sobre todo, de belleza…, así es el amor del espíritu: «La belleza salvará al mundo».
Decreto: El Señor te bendice eternamente.
Hasta mañana, paz y alegría.
Léelo- escúchalo:
Salmo 44 A
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos de te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre;
cetro de tu rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina
enjoyada con oro de Ofir.
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