foto Carlos Vitileschi
Río Paraná, imagen de Carlos Vitelleschi

Jesús les dijo a sus discípulos: Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan».
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El temor existencial, la inseguridad hacen que el ser humano camine muchas veces sombrío, apagado…
Sentir el aliento de Dios que camina a nuestro lado, que nos bendice, que nos ama, más allá de los miedos humanos, de las inseguridades de la infinitud de la persona, resurge un nuevo amanecer en el alma.
Cada mañana, cada día, sintiendo el aliento de Dios en tu vida, todo cambia, todo se mueve de otra manera, el temor se evapora, renace una nueva persona que camina, con alegría, más allá de sus finitudes humanas.
Para ello no hay nada mejor que ver las obras de sus manos, las maravillas de su creación y contemplarlas.
Decreto: Venid a ver las obras del Señor.
Hasta mañana, paz y bien.

Escúchalo- Léelo:

Hasta mañana Bendiciones.

Salmo 45
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y brame sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
el Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios lo socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos,
más alto que la tierra».
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

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