Cielo de Corrientes- Foto Wanda Schmocker

Una vez que Jesús estaba orando solo, lo acompañaban sus discípulos y les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?».
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Vivir únicamente para acumular riqueza es una gran pobreza.
Sí, aunque parezca paradójico, para no caer en esa miseria, ponerse frente a frente con la muerte, resulta sanador. Darse cuenta de que es poco el tiempo que nos queda, nos da la oportunidad de valorar y agradecer.
Hasta mañana, paz y bien. Bendiciones.
Mantra: A mí, Dios me salva.
o también: el hombre rico e inconsciente es como un animal que perece.
Léelo escúchalo:

Paz y Bien, Bendiciones.

Hermosa la fiesta de hoy recordando a una de las almas más tiernas de la historia, Teresa de Lisieux conócela un poco más haciendo clic aquí

Salmo 48 B

Este es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:

son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.

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